Escriben: Kathleen Zegarra y Cynthia Fernández Valiente


Vivimos en un mundo cuyas noches han perdido su oscuridad natural, la gran presencia de luminosidad ha afectado al cielo, patrimonio de la humanidad- según la UNESCO- conllevando esta situación a romper la relación entre el ser humano y las estrellas, que data desde los orígenes del hombre, perdiendo el derecho a contemplar cielos oscuros, a causa de nuestro consumismo de luz artificial. Además, lo descrito afecta también al resto de seres vivos que se rigen por el ciclo de día y noche. 

Está comprobado que la iluminación exterior se convirtió en algo común con la introducción de la luz eléctrica y creció a una tasa estimada de 3 a 6% anual durante la segunda mitad del siglo XX, como resultado, el mundo ha experimentado una “pérdida de la noche” generalizada, experimentando ciclos luz-oscuridad sustancialmente modificados.

Es así que de acuerdo al Atlas Mundial de la Contaminación Lumínica (2016), alrededor del 83% de la población mundial y sobre todo en ciudades de Estados Unidos y Europa el 99% de las personas viven bajo cielos contaminados por la luz.

Estos datos nos indican un mal manejo de los niveles de radiación luminosa ocasionando impactos negativos para la flora, fauna y el bienestar humano dando lugar a la contaminación lumínica, lo cual no se condice a un adecuado desarrollo sostenible y que afectaría gravemente la salud de las personas.

Ahora bien, de lo descrito surgen las siguientes interrogantes ¿Qué es la contaminación lumínica? ¿Cuáles son sus causas y consecuencias? ¿Existen soluciones para prevenirla y afrontarla? Aquí algunos alcances sobre el particular.

Se entiende por contaminación lumínica a la emisión directa o indirecta hacia la atmósfera de flujo luminoso procedente de fuentes artificiales, en distintas intensidades y/o rangos espectrales, la fuente de luz no es proporcionada para la realización de las actividades previstas en la zona donde se han instalado los focos luminosos, tratándose, por tanto, de una iluminación inadecuada que produce un consumo energético y económico excesivo.

Aunque la iluminación exterior aporta indudables beneficios, en cuanto a seguridad, movilidad o animación de lugares de interés, como contrapartida provoca grandes costes y perjuicios que se deben minimizar. El objetivo no es dejar a las poblaciones a oscuras, o con una iluminación insuficiente, sino iluminarlas adecuadamente de acuerdo con su uso y necesidades reales.

Al respecto, consideramos necesario conocer sus principales causas y consecuencias a nivel de ecosistemas y la salud del ser humano.

¿Cuáles son las principales causas?

La contaminación lumínica, de acuerdo a la International Dark Association, se produce por cuatro situaciones:

- Brillo del cielo nocturno

- Intrusión lumínica (la luz que cae sin que se necesite, intente o desee)

- Deslumbramiento

- Aglomeración y malgasto de electricidad

Advirtiéndose que las principales causas que la generan son luminarias con mal diseño o que no cuentan con la tecnología adecuada, o colocadas de forma inapropiada que conlleva a que no se ilumine el objeto o espacio, sino que la luz que emiten se dirige hacia otras zonas; luminarias ineficaces y contaminantes en tanto, el espectro de luz que emiten no es útil para el ser humano.

Así también, se da el uso excesivo de luminarias o de una intensidad luminosa inadecuada que se hace que se refleje al cielo, además, uso de paneles publicitarios de gran luminosidad.

¿Qué consecuencias a nivel ambiental y del bienestar humano produce?

Como se viene señalando la afectación del exceso de luz altera el medio ambiente ello en tanto, el ciclo de luz y oscuridad determina funciones vitales de la naturaleza, creando un grave problema en los seres vivos y un mal gasto energético y económico, en tanto, se calcula que la luz no aprovechada supera el 25% hasta el 50%.

Así según un estudio publicado en Sciences Advance, la luz artificial amenaza el 30% de los vertebrados y más del 60% de los invertebrados que son nocturnos, ello porque altera la capacidad de reproducción, la búsqueda de alimentos, la migración; asimismo, afecta a plantas y microorganismos.

A nivel del ser humano se indica la exposición a la luz durante la noche puede trastornar la fisiología circadiana y neuroendocrina, acelerando el crecimiento de los tumores, así también puede producir trastornos del sueño y disminución de melatonina. Asimismo, se manifiesta que la exposición excesiva a la luz artificial al inicio de la vida puede contribuir a un riesgo incrementado de depresión y otros trastornos del ánimo en los seres humanos.

Alternativas de solución

Las alternativas de solución van desde la difusión y conocimiento a la sociedad civil sobre este fenómeno hasta la propuesta de su regulación jurídica en el país para su exigibilidad a la autoridad competente. En este sentido, la prevención es clave para afrontar el problema empezar reduciendo los horarios de las luces que iluminan las fachadas de los monumentos y sustituyendo, de manera progresiva, las bombillas que se funden por otras de menor consumo y mayor eficiencia.

Es importante crear un marco jurídico, teniendo en cuenta lo regulado por otros países que vienen trabajando en este tema desde varios años atrás, a fin de promover la calidad ambiental de los cielos.

Esta regulación deberá tener especial énfasis en aspectos como: tipo de bombillas, la cantidad de luz que emitan las lámparas y los letreros publicitarios, los horarios en los que pueden proyectar, las zonas que deben ubicarse las bombillas y la certificación de las lámparas, como se viene ejecutando en Chile.

Así también es necesario contar con un mapa de contaminación lumínica para saber qué zonas en el país son las más afectadas, ello contribuirá a efectuar una adecuada fiscalización por parte de los órganos competentes y establecer medidas correctivas que garanticen el derecho a un ambiente sano y equilibrado y, el derecho a la salud de la población.

En conclusión, es importante reflexionar sobre las implicancias de la luminosidad en nuestras vidas y la afectación que puede tener en nuestro alrededor debido pues el brillo nocturno podría ocasionar ser perjudicial en lugar de beneficioso. Asimismo, resulta indispensable regularse de forma detallada previo estudio en las zonas de nuestro país, control del alumbrado público y/o mejorar la calidad de nuestras viviendas.


* Abogada y especialista en derecho público.